sábado, 29 de diciembre de 2007

DESDE MI VENTANA (REAL)

Un avión vuela por el horizonte, muy pintorezco él, buscando concienzudamente al Prat de LLobregat.
Más abajo, la montaña del Montjuic está tan alta como siempre, aunque la cúpula de su palacio se empeñe en ostentar.
Pocas nubes, muchos pájaros.
Veo edificios. Todos tienden al ocre, por la mugre, por lo añejo,
o por lo precioso de ese color.
Parecen cajas, aunque no soy original,
el grandísimo Wells lo imaginó más de cincuenta años atrás.
Chupo el mate, Frida me busca con sus franeleos.
No voy a caer, tiene que aprender que no siempre es como se quiere.
Lo nota, se enoja, grita miau miau y se aleja.
El Sol calienta más de lo que se espera en este diciembre.
Cuento gruas, una, dos, tres, cuatro.
Barcelona nunca para de crecer.
Atención. Un vecino. Todos tenemos algo de voyeuristas en nuestro interior:
coge sus sábanas, las sacude, las dobla, se arremanga su pulover y vuelve a entrar.
Desde aquí, lujo del ático y sus alturas, puedo reirme de su inminente pelada,
pero soy culpable de violar su privacidad,
así que actúo como si no me hubiese percatado de sus entradas profundas.
A mi derecha, en la estación de trenes de Sants
una chimenea escupe humo blanco, horrible.
Creo que si me concentro puedo escuchar la tos de los pájaros que la rodean.
"Frida!" Está lamiendo la parrilla, restos de un auténtico asado a la argentina.
Mi autoridad fue y será nula con mi mascota,
Frida lamerá la parrilla hasta provocar el vómito,
venganza por haberla rechazado, es casi humana, diría yo.
¿Qué es eso? Esto es insólito. No puede ser real. Pareciera que invento, juro que no es así.
Humo negro del edificio vecino. Espeso, este sí que es horrible.
Ruidos de sirenas, bomberos, Guardia Urbana.
Suficiente contemplación.
Enciendo la televisión:
"noticia de último momento, en la calle Tarragona, de Barcelona, un edificio arde en llamas". Entrevistas, movileros y un hombre de 67 años que fallece pidiendo auxilio.

ENTRE FICCION Y FICCION

Presiento que continuar tachando palabras,
remendando oraciones,
no me será útil ésta vez.
Este boli y esta libreta que llevo en mis bolsillos
no tienen la suficiente autoridad como para incitarme,
"vamos, vamos, dilo, dilo".
Se han agotado mis fuerzas
y el hombre del saco tampoco me matará esta noche.

Paseo mis ojos por líneas repletas de carácteres,
supongo que palabras, supongo que historias.
No entiendo. No puedo leer.
Estas ficciones no logran alejarme de tanta ficción,
porque ficcional soy al sentarme en este espacio,
en este hueco, habiendo tanto destino por ahí esperando.
Quiero ser otro,
"vamos, vamos, hazlo, hazlo".
Un Buendía de Márquez, el Marlowe de Chandler,
la Alejandra de Sábato, hasta accedo a ser la Sonia de Dostoievski.
Y no. Soy yo, tan yo como siempre.

Mis libros me observan desde la repisa.
A sus miradas enjuiciadoras, les pido perdón.
Hoy no. Hoy soy yo, tan yo como siempre.
Bastante con eso, exceso de eso.

lunes, 24 de diciembre de 2007

TORMENTA

La mirada enjuiciadora de la noche tormentosa
truenos, relámpagos,
como si fuera necesario,
como si no bastara el eco de las paredes desnudas,
como si no doliera la pesadumbre de la angustia.

Un vino tinto, de un rojo que envicia
un cigarrillo de hierba y nada más
como si fuera necesario,
como si no abundaran razones de masoquismo,
como si faltara algo para que mi cabeza estalle en miles de vidrios ocres.

Afuera, tormenta.
Afuera el cielo se venga de todas las veces que le dí la espalda.
Me increpa, me grita, me recuerda que no soy omnipotente,

como si fuera necesario,
como si no hubiese aprendido a combatir mis limitaciones,
como si pudiera, como si quisiera.
Y a tí, ¿me oyes?, simple: "Yo no quiero dejar de hacerlo".

lunes, 17 de diciembre de 2007

DE UN INSTINTO SUICIDA

de pensar que es un instito suicida
el que me empuja a buscarte una y mil veces
en la complicidad de la noche,
de las muchas noches que me acompañan
desde antes de que me percate de su valor.

de sentir que sé lo justo y que intuyo el resto
más vale el desafío de los puentes invisibles que el estanco de la yerba mala.

de encontrarme, como ahora, en Venecia,
rodeada de máscaras de carnaval, canales y ricos cafés,
y sin embargo, qué paradoja, mi puño derrama tinta en tu recuerdo.

porque no puedo nombrarte sin que mis labios tartamudeen
ni pensarte sin que se me ocurran las peores sandeces

pues no hay mundo en las afueras de tu habitación
que valga más que tus caricias tímidas.
pues no encuentro sentido en decidirme por tu olvido
y no hay mapa ni globo que logre distraerme de tu perfume.

de pensar que es un instinto suicida
el que me lleva a quererte así, simplemente.

TEIKIRISI

Volví a aquel bar de Florencia, el que está frente al Duomo
buscando al camarero, simpático, seductor
o tan sólo para escapar del frío camorrero de las noches de diciembre.
En esas estaba,
cerveza por aquí, coqueteos con el seductor por allá
cuando el monstruo apareció:
"Hi! Are you alone this night? Whyyyy???"
A veces peco de simpatía y le devolví la sonrisa.
Mala suerte la mía, fue interpretado como un cumplido.
El desagradable se sentó a mi izquierda, en la barra,
y ese espacio íntimo que con el seductor habíamos creado,
para abstraernos de su faena, de la música y de las ansias por intimidad,
fue brutalmente invadido.
Yo esperaba que el reloj se apure
para compartir algun momento
a solas con el seductor.
Pero al tiempo nunca le caí en gracia,

siempre se las rebusca para ponerme las cosas complicadas.
Debo admitir que el yankie alivianó la eterna espera
y entre sonrisas y guiñadas de ojo con el seductor
tuve una pseudo charla con mi pseudo amigo yankie:
hablamos de futuro, de política, de guerras en Irak, de negros.
Pseudo simpatía, pseudo amistad.
En el fondo ( y en la superficie) ambos teníamos claras nuestras intenciones:
yo, distraerme de las agujas; él, llevarme a su habitación.
Qué poco puedo tener en común con la gente que no tengo interés en tenerlo.
Cuando pensé que nada más me podría impresionar de esos labios angloparlantes,
cuando me creía convencida de que sus palabras

ya habían confirmado todos mis posibles prejuicios,
él, categórico, luciendo su orgullo y su virilidad rugió:
"I think that the principal problem of the world is that it refuses to accept that the United States are an example to follow. I mean..."
No sé con qué argumentos continuó su afirmación,

mis oídos decidieron no seguir escuchando esas palabras punzantes.
Sonreí.
Creo que me comprendió,

o tal vez fue que terminó su exposición y esperaba mi respuesta.
Yo, qué decirle, sólo atiné a pronunciar:
"Can you buy mi another beer?"
And teikirisi.


domingo, 9 de diciembre de 2007

HA ESCAMPADO

Las nubes corren
apuradas
van de prisa
¿hacia tí?
Válgame, Dios, qué lejos estoy
de esas lluvias de agua clara
que cae encrispada
atolondrada
¿sobre tu piel?
Aquí ha escampado,

ya no hay nubes pero frío.
Tengo abrigo,
en los besos de un amor
prestado
sobornado
con la amenaza de un menage à trois.
Me encuentro fatal porque soy fatal
y extraño esa lluvia
que se fue
de prisa
¿sin mí?

jueves, 6 de diciembre de 2007

ALEATORIO

Uno, tres, setecientos quince.
Aleatorio, un día aleatorio.
En el que abajo no vea gusanos, arriba sin sol, adelante no hay tv.
Aleatorio, siempre aleatorio.
Nunca puedo calcular la dimensión de tu sonrisa, de esa mueca que amenaza, que incita:
a veces enorme, a veces apesta.
¿Has llegado a apreciar
la frescura de tu enojo?
Ochenta y uno, seis, mil.
¿Cuando aprendí que 1+1 es 2,
que el 7 es número primo?
¿Primo de quién? Todavía me cuesta, negación matemática.
Aleatorio, un mundo aleatorio.
Si supiera la contraseña, la clave, el secreto
para dominar tus quejas, para endulzar tu café.
Para poder dar el paso, adelante o atrás, lo mismo da.
Aleatorio, noche aleatoria.
Nada me asegura que vendrá después.
Nada me explica el porqué de ese placer.
¿Y ahora, qué?

martes, 4 de diciembre de 2007

DESEO QUE SANGRE

Líquido corre por mis venas tristes,
calculo que sangre, deseo que sangre.
No puedo convencerme de dejar de respirar,
niebla de moscas, pitillos de humo.
Puede que nada
puede que todo.
No tengo más pétalos que deshojar,
es otoño, compréndelo,
pideme un poco de calor y de líbido,
estoy vencida, estoy vencida.
No siento lo de antaño, no quiero lo de antaño.
La sangre me hierve, deseo que hierva
cuando un semental me visita.
No puedo mentirme aunque suelo redundar,
dame una excusa bastarda para volverte la cara.
Dame una bala
dame una palabra.
Mi sangre está fría, mi sangre no es mía.
Estoy vencida, estoy vencida.

Imagen: "As Rosas Sangrentas" Salvador Dalí (1930)

jueves, 29 de noviembre de 2007

OTOÑO EN MADRID

Un rayo de sol, sólo uno esquiva las nubes.
Sólo él lo ha conseguido,
poderoso, visionario, un gladiador.
La Plaza Mayor está concurrida,
producto del turismo, nadal que se aproxima,
o quizás sea simplemente la esencia de esta ciudad.
Los peatones no perciben ese rayo de sol, el único, el sobreviviente.
No lo miran, no lo entienden, no sienten ese leve picor que nos regala,
como reacción cutánea,
como simbiosis.
Él se muestra, persistente, como queriendo convencerlos
de que aquí está,

de que aquí viene,
"soy el rayo sobreviviente".
Una anciana pelea con un moro
no se si discuten o sólo es un monológo de la demacrada.
Un calvo limpia la acera, disfrado de fluor,
convencido de que tiene un poder sobre la mugre.
A mi lado dos adolescentes se besan,
se chupan, se sorben, se reconocen en sus lenguas.
Una malagueña toca el violín y pide a cambio una sonrisa,
reina ella de la antipatía más inadmirable.
El rayo los mira, los examina y repite:
"soy el rayo sobreviviente".
Ay, Madrid, cuánto me recuerdas a la vidriera en la que nací.
Cascadas de violencia.
Listones de resignación.
Ay, Madrid, que hedor de Río de la Plata.
Antes yo era yo, uno de ellos, yo.
Ahora no lo sé. ¿Acaso estas hormigas no lo ven?
Pero aquí va, nuevamente,
"soy el rayo sobreviviente".
Pena siento de verlo combatiendo
contra la estupidez/inteligencia de estos simios.
Y se va, lo deja, se derrota.
Puedo verlo descomponerse y
que no me mientan, yo pude sentirlo surrurar,
antes de perecer,
"era yo el rayo sobreviviente".
¿Qué tarde nublada, verdad maja?

domingo, 25 de noviembre de 2007

DESMITIFICACION

Pisar mierda trae suerte, dicen los que dicen.
Piso mierda, como mierda, tomo mierda, siento mierda, sueño mierda.
Cansada de pendejos con piel añeja
de hombres con falda
de maricas de medio pelo.
Hay que tener cojones para repudiar una sonrisa.
Me rodeo de mierda, piso la mierda, la toco, la siento, la busco
buscando la suerte, tu suerte, la mía.
Hastiada de pendejos con panzas y canas
de hombres con escote
de maricas de media res.
Desmitifico a la mierda. Es mentira que trae suerte.

Imagen: "Pensando en él" Roy Linchestein

MELANCOLIA

Rosas épocas de indiscreción, en las que el tiempo sólo servía para reír.
Tiempos de aquellos en los que
el cuerpo pide tempestad
el cielo pide descanso
el mar pide sexo
el tiempo pide tormenta
y nosotros no pedimos más
sólo reír.
Imagen: "Falling Soldier" Robert Capa

PSICOPATIAS

Vengo pensando en el sabor de esta paranoia,
en las noches de esquizofrenia queriendo, deseando, suplicando que la realidad desaparezca.
Quiero ser esquizofrenica cuando tus modales me desprecian,
delirio, alucinaciones, escisión de mi mente.

Vengo creyendo en cosas que siempre me rodearon,
fantasmas en las tardes de psicosis queriendo, deseando, suplicando que la realidad desaparezca.
Quiero ser psicótica cuando tu canción se vuelve repetitiva,
delirio, alucinaciones, escisión de mi mente.

Venga conciencia a salvarme de mis propias condenas,
a cuidarme de mis deleites.
Venga lucidez a reprocharme mi negligencia,
a educarme de mis flagelos.
Que si no me cuido no lo hará ni Dios.

Vengo anhelando un desahogo.
Paranoia, esquizofrenia, psicosos
y el mar.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

GALICIA

La vida tiene vueltas, se calculan que alrededor de mil,
alguna vez escuché decir.
Esas vueltas, si confiamos en que existen,
me han traído aquí, contigo.
No creía en el peso de las raíces, enceguida en el concepto de libertad,
pero aquí comenzó mi apellido,
calculo hace ya un siglo.
Y esas vueltas de las que hablan poetas y políticos,
me encuentran escuchando el mismo galego que mi bisabuela susurraba.
Pero ya soy grande (o algo así) y ahora estoy aquí, contigo.
De una agnóstica y un crego rural.
Rompiste con determinación mis prejuicios.
¿Quién hubiera dicho que compartiría un caldo gallego contigo?
Cuánto nos falta por crecer, Xesús, a tí y a mí.
De tus 75 otoños y mis 23 manías.
Hoy creo más en mis convenciones, en mis dudas, en mis utopías.
Y es gracias a la pasión de tus causas, al sentido de tus argumentos, a la simpleza de tu humildad.
no hay predicador
no hay templo
no hay dogma
entre nosotros,
sólo nosotros.
Siempre nosotros.
De un crego rural y una descarriada.
Sí que vale la pena vivir.
Imagen: "Xesus" Ma. Belén Pérez Lamas

SABELA LA DE CEBREIRO

Al norte del norte, en otro espacio (y otro tiempo)
pasea sus várices y su escoliosis, al paso que se le antoja (casi imperceptible).
Descansa y suspira.
Pasa a mi lado, no me saluda (triste imagen que represento)
Recoge grelos y maiz de su huerta (de su mundo).
Descansa y suspira.
Sabela es reina de su aldea (de lo que queda)
No sabe que la miro (y la admiro).
Descansa y suspira.
Está muy ocupada en cosas importantes (que llueva, diosito)
Agradece a sus cielos y difuntos la riqueza que la envuelve (quiero ser tu amiga, Sabela).
Descansa y suspira.
Sigo viaje, carreteras, aldeas y ciudades.
Sabela seguirá allí, siendo Sabela, la de Cebreiro.

Imagen: "Sabela" Ma. Belén Pérez Lamas

SILENCIO

En el mismo momento en que me decidí por el silencio,
allí, en ese mágico momento en que lo decidí,
las palabras aparecieron a borbotones.
De repente supe cómo decirlo, cómo decirte/lo.
Pero me había decidido por el silencio.
No es malo, no es bueno, no es neutro,
es mi decisión.

jueves, 8 de noviembre de 2007

LA IDEA PRIMA

Una vez, aburrida, empecé a pensar y me perdí en mis ideas.
Me desbordaban, me atacaban, me emocionaban.
No sé cómo pero se reproducían a gran escala.
Perdí la capacidad de organizarlas, ahora, ellas dictan de qué va la cosa.
Ideas creativas, ideas destructivas, recuerdos, añoranzas, alucinaciones, chistes de gallegos, críticas, misterios, confidencias, pasiones.
Ideas, todo es ideas.

Empecé a pensar, no recuerdo en qué momento.
Ahora ellas dominan mi mundo, escriben caminos, escapes.
A veces redundan, otras ignoran.

Mis ideas me gobiernan y eso no me hace intelectual.
Anoche pensaba en que la lavadora funciona mal. Y me perdí allí,
entre lavadora e ideas.
Tantas, tantas. Abundan, casi son excesivas.
Yo era espontánea, era inconciente.

Mis ideas escriben mis días y noches.
Me (des)ordenan mis esquemas.

Las quiero, son desprolijas.
Cambian de forma, de color, de textura.
Mi vida se ha convertido en un cuadro de Pollock. Aleluya.


Imagen: "Number 8" Jackson Pollock

PORNOGRAFIA DE SALON

Hay sensacionalismo en el tono de mi voz, no voy a retractarme en esta noche neoyorkina. Dejate de vueltas, de conflictos, de realidad.
Protect me, protect me. Say that you love me.
Quiero que saborees mis labios borravinos, sé el artista plástico que moldee mis curvas. Hoy soy glam, hoy soy puta.
Protect me from what I want. Say that you desire me.
Rompamos los tabués de occidente. Desgarra mis medias de red. Construyamos lujuria en las paredes. Hoy soy glam, hoy soy puta.
Basta de todo. Quiero jugar con la mierda que comemos. Sacate la tristeza y el cinturón.
Que si no es aquí donde lo hacemos no habrá ocasión venidera. Aprovecha mi adrenalina y droguémonos con mi éxtasis. Hoy soy glam, hoy soy puta.
Y si te vas, vete cuando me haya cansado de jugar a la estrella porn.


Imagen: "Protect me from what I want" Jenny Holzer

sábado, 3 de noviembre de 2007

ALEA IACTA EST

Visiones, erradas o congruentes, parecieran más reales que imaginarias.
No es que sea predicadora, ni vidente, ni siquiera intuitiva,
es que a veces destaparse los ojos es más simple de lo que a uno le gustaría.
No es futuro, no es pasado. Es el hoy, con todo el miedo que acarrea.
Mirarte, olerte, sentirte, como si ésta no fuera una alucinación de mis ansias.
No todo capullo termina en flor y lo digo con causa y efecto.
¿Cuál es el color de los sueños? Sueño en rojo y azul, odio los convecionalismos.
Tu cabello rojo, tus ojos azules, tus labios azules, tus manos rojas, tu cuerpo azul, tus palabras rojas. Y yo soy gris. Yo soy gris, gris arratonado. Gris gris.
Es un sueño. Debo resistir. No soy tan monocramática. Y tú tampoco deberías brillar así.
La suerte está echada. Nada que hacer, nada más por pensar.
Qué triste es dejar de ser quién decide. Y tu azul brillante, y yo gris, gris arratonado.

martes, 23 de octubre de 2007

ALEGATO

De estas letras ensangrentadas, de este párrafo lacrimoso, de estos versos con sabor a nostalgia.
De esto se tratan mis días y mis noches.
De buscarte escondido tras las aes o las oes, de que aparezcas, impoluto, construído por mi imaginación.
De que no es por vos por quien escribo, ni por mí, ni por nadie.
De esto se tratan estos días y estos meses.
De refugiarme en un trazo de crayón para que la rabieta me encuentre alerta.
De escapar de mi apetito y de mis miedos,
de escabullirme en el viento y nada más.
De esto se trata.


Imagen: "El grito III" Oswaldo Guayasamin

SORDIDEZ

Puede que sea verdad y esta sea la última caricia, que de caricia poco tiene, pero conozco tus formas y tus cicatrices. Hostia, que poco tiempo me dio el pasado.
Quisiera romper con tu maniqueísmo, demostrarte sólo un momento que tal vez, que quizás, que puede ser. Entre tus noes y mis sies no sé por cuál decidirme. Certezas abundan y dudas sobran, sólo te pedí una mano, fuiste violento al extender tu brazo.
Afuera alguien grita, y a mí qué me importa. Creo que hace días que me buscan. Y a mí qué me importa. No es obsesión, que lo explique mi pecho y ese de afuera qué está esperando.
Sí, soy egoísta, quiero que seas un poco mío y no sólo de ellos, de tus fantasmas y esa geisha muerte que alguna vez te conquistó. Sí, sos egoísta, dejame entrar en tus tinieblas. Qué molesto puede ser que te digan que te quieren.
Está muy oscuro, aquí. No me enseñaste cómo volver y tengo miedo o quizás sea que no quiero irme. Soy más débil que tu retórica y un poco más orgullosa que tus pantalones. Puta esperanza que no me abandona, sería más fácil si fuese pesimista. O si me hubiese acostumbrado a tus noes violentos, que de violentos nada les quedan, pero viva la libre interpretación.
Ahora te extraño, igual que hace un rato, y sin embargo es otra la sensación. Será que la esperanza se decide y me abandona, no sé si es bueno o malo, otra vez maniqueísmo en mi interior.
No puedo pensar en perderte... como si alguna vez te hubiese tenido.
Me encuentro diciendo palabras detestables. Esta locura me ha vuelto loca: tenerte como pertenecia, perderte como pertenencia, quererte como pertenencia; pero ¿en qué estoy pensando?
Imagen: "Madonna" Eduard Munch

lunes, 22 de octubre de 2007

CONVERSACIONES CON MI ALMA

Ella: ¿Hola?
Yo: Hola, soy yo.
Ella: Ah, hola. ¿Cómo estás?
Yo: Bien. Te llamé todo el día, ¿qué pasó que no atendías?
Ella: ¿A mí me llamaste?
Yo: ¡Sí, mil veces!
Ella: Pero no sonó acá, ¿estás segura de que marcaste bien?
Yo: Ay, sí, por supuesto. LLamé varias veces y nada. Pensé que te había pasado algo.
Ella: Qué raro, yo estuve acá todo el día. No sonó el teléfono.
Yo: Qué raro, sí.
Ella: La verdad. Me llama la atención...
(silencio)
Yo: Qué raro, ¿no?
Ella: Y decime una cosa, ¿para qué me llamabas tanto?
Yo: ¿yo?
Ella: ¡Sí, claro, vos!
(silencio)
Ella: Ey...
Yo: Decime.
Ella: Te pregunté para qué me llamabas tanto.
Yo: ¡Ah! Nada... sólo quería saber si estabas ahí...

martes, 16 de octubre de 2007

MIS QUIMERAS SUBJETIVAS

Puedes robarme hasta mis alas, pero no creo que puedas contra mis dudas.
¿Cuál es la lógica que nos empuja hacia al abismo?
Si el semáfora acusa rojo, ¿por qué me resulta tan atractivo el acelerador?
Piensas que tienes derecho a molestarme, pero no creo que puedas contra mis dudas.
¿En qué parada me bajo yo?
No creo que sea una quimera el soñarte rendido. No creo que sea un misterio el frío del invierno. No creo que aquí me encuentres despierta. No creo que puedas contra mis dudas.
¿Cuándo dijeron que termina la función?
No creo que tenga razón, en nada. De nada.

domingo, 14 de octubre de 2007

MATRIOSKA

Creo que esta sombra intenta convencerme de que alguien respira mis bocanadas de humo y, sin embargo, no consigo verlo/a, mi sentido de la vista se ha atrofiado y creo saber el porqué.
Es que no se puede pasar la vida pendiente de una caja de Pandora, ni de esas muñecas rusas que de simpáticas poco les queda. Aunque si lo pienso no soy mejor que ellas: yo también escondo muchas personalidades... ¿alguien quiere descomponerme en partículas?
No tengo las fuerzas de las que el viento me acusa. No soy siquiera un destello de esa luz que imaginaste. Hice un pacto con el miedo y soy una mujer de palabra. No puedo seguirte en tus misiones kamikases.
Pero cuando tus palabras de chocolate me acarician y veo un brillo dulce en tus ojos café, cuando leo tus carácteres curiosos e imagino el éxtasis de tus argumentos, es difícil poder demostrarte que no soy tal. Todos somos un poco coquetos y quién pudiera resistirse a ser un día alguien especial.
Espero que perdones cuando caigas en la cuenta de que no hay nada de especial bajo mi luna. Sólo quisiera poder seguir por este rumbo, sólo quisiera poder sonreirte una vez al mes y que tu hombro me dé consuelo ante toda la miseria que yo construyo con esta vista atrofiada, esta tacto desgastado, este sexo desvirgado, este oído sordo.
Quisiera poder mentirte en algún decoro, pero soy una muñeca rusa, y si lo hago, quizás mis otras ellas no me lo perdonen jamás.

viernes, 5 de octubre de 2007

NARANJA ILUSION

Mientras el atardecer tiñe el celeste de ese anaranjado tan particular,
cuando las estrellas comienzan a improvisar formas de impresionar,
y el Sol nos abandona, receloso,
corro a disfrutar de mi minuto de hedonismo y filosofía de placard.
Entiendo de viajes, entiendo de retornos
pero aún me maravilla la forma en que el día termina,
y el Sol nos abandona, agotado,
no hay deja vù que rememore el día que empecé a ser cometa.
Pasos de tortuga a mil revoluciones, desentonan en toda ciudad
cuando los medios/mediocres escapan del agora para volver al martirio/refugio de su claustro,
y el Sol nos abandona, presumido,
atardecer exquisito, sé que es un regalo, sólo para mí.

viernes, 28 de septiembre de 2007

DEL ASTURIANO Y DE MI

Entre una cosa y otra,
entre una luna ovalada y un sol de otoño,
entre la anarquía de mi habitación y el desorden de mi conciencia,
entre mis ropas nuevas y mi piel añeja,
allí, en el medio, en el “que algo he recorrido pero me falta tanto para llegar”,

en el trance de no decidir más que el estar vivo,
allí, anhelo encontrarme contigo.
Esta noche quiero ser tu suspiro,
para prenderme en tu alma y pasar por tu boca

dejando un sabor amargo aunque atractivo en esos labios despiadados.
Hasta llegué a pensar, egoísta y despechada, que hasta tu angustia me gustaría ser.
Una angustia profunda, que vive en tí.
Mi abstinencia me lleva a soñarte en la lujuria de
aquellas noches de verano
en las que el calor de tu habitación nos hundía en transpiración.
La Avenida devolvía ruidos cómplices,
para que no abriéramos la ventana, no, nada podía escapar de allí.
Extraño el eterno viaje a tu encuentro, sumida en canciones de Sabina,
mareada por las 500 vueltas del 19

y perdiendo apuestas por mensajes de texto.
Extraño admirar el brillo de tus palabras y el enriedo de tus argumentos.
Extraño respirar el humo de tus eternos pitillos.
Extraño el quejido de tu voz ronca y de tu cuello ortopédico.
Extraño sentirte lejano y arrogante después del placer.
Coño, pensar que te extraño sólo porque no estás.
Ni siquiera sé si es a tí a quién extraño,
¿qué verdad sirviera para acallar este recuerdo?

Imagen: "¿Cuál es la verdad?" Ma. Belén Pérez Lamas

lunes, 24 de septiembre de 2007

¿¿??

Preguntas, sólo preguntas.
¿Cuántas incógnitas hasta alguna respuesta?
Quiero creer que después del silencio hay una palabra, tan sólo una, cualquiera sea.

Pido una tregua; no estoy vencida (no va conmigo), pero quisiera un abrazo de mi vieja.
No hay tregua, aquí no la hay. Las preguntas saben de estrategias y atacan por todos los costados. Aquí, en mi trinchera, poco puedo hacer. No puedo asumir que no tengo salida.
Debería buscar alguna forma de avanzar, sorprenderlas por la espalda. Malditas preguntas, esta guerra no está perdida.

Perdí mis ánimos, no tengo ganas de combatir.
Perdí mi compromiso, el que alguna vez me hizo creer en algo.
Perdí mi sexualidad, me olvidé de que soy una mujer (¿qué es un orgasmo?).
Perdí mi inspiración, ya no sé escribir, ya no sé hacerlo.

Ahora soy abstracta. Soy una roca, puedo ver cómo el agua corre por mi cuerpo sin sentir absolutamente nada. Soy indefinida. Soy "lo". Soy poco, soy nada.
No alcanzo el aquí, no llego al allí. Nebulosa, trance.
Tengo recuerdos de cosas que no sé si pasaron o si sólo las deseé.
¿Cuándo fue la última vez que hicimos el amor?

Máquina del tiempo, yo. Creía que era parte de toda la farsa, ahora lo dudo.
¿Qué hago? ¿A dónde voy? ¿Quién soy?
¡Preguntas, un descanso, por favor!


lunes, 17 de septiembre de 2007

CON EL PIE IZQUIERDO

Estoy sola. Ni tu recuerdo me hace compañía.
No hay nadie. No veo a nadie. No siento a nadie.
Hay unas rallas, no voy a tomarlas.
Busco un refugio, ¿mi cama? Mejor no: la muy psicópata tiende a deprimirme.
Estoy sola. ¿Dónde se fue todo el mundo?
Miro por la ventana, no hay alma perdida que deambule por ahí.

Me concentro. Vení a salvarme, por favor.
Mi pie izquierdo se ríe de mí.
"¿Creías que estabas salvada de la soledad?"
Estoy sola. ¿Dónde diablos te has metido, alma resentida?
"Vamos, convéncete, esas lágrimas no son de alegría".
Quizás un descanso me vendría bien,
pero tengo miedo de tentarme y quedarme a vivir en sueños.
"¿Qué necesitas para aceptarlo? Soledad, soledad, soledad".
Añoro el bullicio de Corrientes y Callao.

Extraño tu piel, tu aroma, tus caricias forzadas.
Mierda, creí que estaba salvada de la soledad,
pero no voy a decírselo, maldito pie,
sino pensará que mañana volveré a arrancar con él.


Imagen: "Mi pie izquierdo" Ma. Belén Pérez Lamas.

sábado, 15 de septiembre de 2007

(SIMPLE) HOMENAJE

Tengo que reconocer que pensaba que ya no volvería este momento.
Cualquier migaja es relleno cuando no hay con que desayunar.
Si lo pienso podría decir que desde Octubre Ivan el Terrible no visita mi habitación.
Casi estaba derrotada por la fuerza del viento, más bien del huracán. Maldita interferencia de la medianoche.
Hoy me has dado una sorpresa, aunque dudo que lo sepas.
¡Viva Méjico y su guacamole! La huelga comenzó el día que te iluminaste.

Algo en mí ha vuelto a renacer.
Estoy viva, puedo pellizcarme,
hasta estoy entusiasmada con un amor sentimental.
Estoy viva, puedo sentirlo,
sigo eligiendo lo que antes de ayer elegí.
Porque no hay Odessa que se resista a tu revolución.

Debo confesarte que hasta pude emocionarme,
carne podrida, madre desesperada y gritos de dolor.
Cuánto hacia que no recorría tu Potemkin.
Cuánto hacia que no tenía el tiempo de disfrutarlo.
Cuánto hacía que no lo hacía.
Recambio de baterias.
Gracias.


(Imagen: Sergei Eisenstein por la revista Rusa "Art of Cinema")


jueves, 13 de septiembre de 2007

CATARSIS TERAPEUTICA

Cada suspiro tiene su razón. Así lo creo y así lo practico.
Podría decir que hoy no tengo ni ganas de escribir,

hasta encuentro el mate amargo.

¿Dónde cuernos escondí mis anhelos?
No me persigas, no lo hagas. Dejame respirar de vos y de tu mierda.


Cada suspiro tiene su razón. Así lo creo y así lo practico.
Lennon entona melodías en son de la paz dentro de mi ordenador.
Quisiera poder dedicarme a encontrar la mia,

pero hay tantas distracciones que es difícil encontrar un equilibrio.
¿Cuándo me convertí en una sombra?

Cada suspiro tiene su razón. Así lo creo y así lo practico.
No tengo más cigarrillos. No tengo ganas de ir a por ellos.
Maldito Lennon, qué bien lo hace.
Hay días en que uno prefería estar bajo tierra.


Cada suspiro tiene su razón. Así lo creía y así lo practicaba.

(Imagen: "El grito" Eduard Munch)

INVASIONES BARBARAS


¿Existe un punto del mapa en el que ya no esté tu presencia?
Un espacio, una isla, una comarca, aunque sea un pedacito de suelo.
No pido tanto, ¿o acaso te parece demasiado?
Pongo en limpio mi petición a ver si podemos llegar a un acuerdo:
Dame un día, una hora, un minuto, un segundo siquiera
sin atacarme el corazón.
(Imagen: Escultura "El beso" Auguste Rodin)

AIRES DE GIRONA

Vías recorren paisajes secretos. Sus misterios y silencios me abrazan. Ya están dentro de mí, no lo puedo evitar: hoy mis inexpertos ojos no descansarán, belleza por doquier para admirar. Esto es España, o lo que me deja conocer. Salgo a la ruta a ver si el deambular por nuevos horizontes ayuda a desatar este nudo que aprieta y no se deja vencer.
El tren avanza más rápido de lo que me gustaría. No puedo conectar ideas e imágenes en flashes de segundos. Debe ser culpa de mi incorruptible cruzada contra la televisión. Ya perdí noción de dónde estoy y esa bendita voz en catalán no se comporta demasiado amigable. ¿Cómo dijo que se llamaba el pueblo de recién?
Llego a destino, no podía ser eterno este trayecto: mis gluteos, eternamente agradecidos.
Deambulo en un barrio judío de antaño. Descubro un museo que pareciera haber sido diseñado exclusivamente para mí. Cruzo un río protegido por casitas de colores alegres. Atravieso una muralla larga y desteñida. Visito una catedral tan gótica e imponente que casi asusta. En fin, turismo.
Cansada ante el fulminante sol de agosto, en este domingo de pensamientos y recuerdos, me siento en una piedra a descansar la vista, las piernas y la cabeza, que como siempre, no tiene entreacto.

Aunque trate de que hoy, tan sólo hoy, no sea así, de nuevo la efervescencia de las ideas. Me pregunto que republicano se habrá escondido en este polvo, el mismo que mis sandalias de feria de Recoleta pisan tantos años después.
Pueblo que ha sido dañado ante nefastas guerras y eternas dictaduras y sin embargo, hoy, sus montañas me sonríen. Sus vecinos me sonríen. Sus ruinas me sonreín. Sus banderas me sonríen... tan buena acogida termina por llevarme a la incomodidad. No me gusta ser visita, no me gusta ser turista, no me gusta ser gringo.
Sigo recorriendo. Esta fachada debe tener por lo menos 150 años. Probablemente mi cálculo sea rídiculo, nunca fui buena con las matemáticas. Sus rocas están erosionadas por el viento, los años y las lágrimas. Ese agujero parece ser el recuerdo de una guerra. La historia está aquí, en cada recoveco. Me pregunto si la gente comprende la envergadura y trascendencia de estos simbolos, más que pintorezcos, más que decorativos, mucho más. Si me concentro puedo escuchar aquellos gritos de dolor y convicción. ¿No lo oyen los demás? Hay quienes deciden alucinarse ante el encanto del viaje de placer: como esta pareja de franceses que se intercambia su cámara digital. Un flash, sonrisa de postal de aficionado y a seguir caminando. Los imagino, ya en el calor de su hogar, borrando estas imágenes por no recordar a qué pueblo pertenecían. Qué lástima que así sea.
Hago una prueba barata e intento hacer lo mismo. Me acerco a un chaval que fuma en un umbral: ¿podrías tomarme una fotografía? Puedo oler sus malas intenciones: los humanos, como los animales, destilan olor a excitación. El alzado se comporta noblemente al dominar su pulsión sexual y sólo dedicarme una sonrisa. Podría jurar que no me miró las tetas. Una transacción de sonrisas y una foto más en mi poder. Me pregunto si yo también terminaré borrándola. Me angustio de sólo imaginarlo.
Ya es tarde y debo apresurarme para tomar el último tren, no sin antes despedirme de este paisaje, de este río, de esta plaza, de este guerrillero. Agradezco una vez más el vivir en Valencia, no ciudad, sino la nube. Sonrío al imaginar a mi republicano agazapado, abrigado por la fuerza de sus convicciones. No sabes cuánto te respeto, guerrillero. Dichoso el mundo, por contar con gente que tiene el coraje de decidirse.


(Imagen: "Aires de Girona" Ma. Belén Pérez Lamas)

sábado, 8 de septiembre de 2007

DE CÓMO ME VUELVO LOCA

Son las 8 de la mañana, o por lo menos es con lo que el reloj amenaza. Hay un poco de bruma, sí, pero eso no quita el tener la certeza de que hoy será un día tan estival como el de ayer. Calor, sudor y un poco de agua bien fresca. Camino desde la cárcel hasta mi refugio. Son sólo unos metros, tampoco es tan terrible. Lo importante es no perder este estado de semi-conciencia.
Creo que el señor de camiseta rosa me confundió con un zombie. Quise intentar una sonrisa, para tranquilizarlo, pero no tengo ganas ni tiempo para perder en cortesías. Evidentemente, el amanerado entendió mi desprecio, porque acelero el paso y hasta creí escuchar un murmullo despectivo.
Sigo en pie de guerra, aunque mis músculos piden un relajo. Voy caminando estos metros que se han transformado en millas. Intento tranquilizarme: es mi imaginación, la falta de sueño... aunque me pregunto cómo mi mente todavía tiene ganas de jugarme estos reveses.
Casi en la esquina me atropella un ciclista. ¡El colmo! Tengo que escuchar sus regaños por caminar sobre la bicisenda.
"Tiene razón, señor, le pido disculpas, es que..." ¿Soy idiota, acaso? ¿Iba a explicarle que estoy sin dormir? ¿Qué seguiría después? ¿Un monólogo aburrido sobre mi trabajo, la cantidad de horas, la atención telefónica y sus efectos colaterales y bla bla bla bla bla? ¿Cómo puede ser que siga frente a este calvo escuchando sus insultos en correcto castellano de la Real Academia Española? ¡Gilipollas eres tu, cabrón! Lo pensé, no lo dije. Al fin y al cabo, el calvo tiene razón.
"Sí, lo sé, señor. Le pido disculpas nuevamente".
Emprendo la marcha no sin antes escuchar un comentario un tanto inentendible: "¡Argentina tenía que hacer, me cago en la puta!". ¿Qué quiere decir eso? Debería haberselo preguntado. Me conozco muy bien: ahora voy a malgastar neuronas en sacar mis propias conclusiones: A los Argentinos nos quieren hasta que no nos quieren. Quiero decir, siempre hay algo que lo tire todo por la borda. De un momento a otro pasamos del argentino simpático, trabajador, educado al estereotipo del porteño: cagador, infiel, canchero y más. Conclusiones de sonámbula, sepan disculpar.
¿Cuánto falta para llegar a casa? En principio eran dos calles, ahora parecen que se han multiplicado. En Barcelona abundan las construcciones. Se trata de una ciudad en constante construcción... ¿quién sabe si en esta noche agregaron dos manzanas en este trayecto que tanto camino? No, no puede ser. Creo que empecé a soñar. ¿Por qué nunca sueño con colores alegres?
Allí está: ese es mi edificio. Me desborda el buen humor y hasta me desafío: ¿a ver, Belén, cuántos pasos faltan para llegar? ¡30! ¡No, no, 38! Pierdo, como siempre. Faltaban 46.
Entro despacio, sigilosa. No quiero despertar a nadie. Coño, me esfuerzo por ser buena persona. La tentación está a la vuelta de la esquina. En general caigo, me gustan los excesos. Prendo la luz del palier y me encuentro con la portera. Mis planes macabros se tiran por la borda: planeaba tocar el timbre de auxilio del ascensor... quizás lograría despertar al maldito vecino del quinto, el mismo que pasa sus días y noches martillando. ¿Remodela su piso o es un psicópata con un martillo en su poder? Nunca lo sabré. No creo tomar el coraje de por fin tocarle el timbre para gritarle desquiciadamente que se calle. Soy escorpiana y toda la vida cargué con esa responsabilidad. Carácter no me falta, dicen. Pero no tengo la valentía de enfrentarme a un lunático con un martillo en su poder.
"Buen día".
"Buen día, señora".
Contesto mecánicamente, porque, en realidad, no se qué tiene de día y no sé qué tiene de bueno. Pero pobre portera, no tiene la culpa de toparse conmigo esta "mañana".
Subo al ascensor. Toco el botón del ático. Me pongo de mal humor. Si fuera por la escalera llegaría más rápido. ¿Quién diseñó los ascesores de Barcelona? Me compadezco de esa persona: realmente es un inútil. Aunque creo que el negocio de los ascesores es lavado de dinero: algo tan mal hecho no puede haberse pensado con buenas intenciones... ¿Pensé eso? Necesito un descanso.
Al fin arribé. Me saco las sandalias antes de entrar a la mansión. No quiero despertar a los otros nobiliarios. Camino despacio, en puntas de pies. Cruzo varias puertas. Me tiento en una. No debo hacerlo, ¿cuántas veces tienen que decirte que no? Está bien, está bien. Quizás otro día me anime. Sigo, derrotada. Hoy (¿o ayer?) todo sale mal.
Veo desde el marco de la puerta mi catre. Me emociono hasta las lágrimas de su esplendor. Tengo que lavarme los dientes pero creo que no tengo fuerzas para sostener el cepillo en mis manos. Discuto unos segundos con mi responsabilidad y gracias a Dios, una vez más, la derroto. A dormir con dientes sucios. Qué placer que da ser rebelde a veces.
Me acomodo. El colchón chupa mis energías, lo dejo vencerme. Esto es una delicia. Un bostezo hace que me sonría. Tonto, no era necesario que aparezcas, ya estamos donde debemos estar. Otro bostezo... esto ya es un abuso. ¿Seré ciclotímica? Puede ser, pero después lo analizaré. Por ahí, hasta me dejo convencer de hacer terapia. Un amigo está haciendo buenos esfuerzos para conseguirlo.
Pienso en boberías cuando me asalta el sueño, o la ensoñación, porque no estoy del todo inconciente. Qué lindo es tocar la puerta para entrar en la inconciencia.
Tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac!!!
Vigilia. Alerta. Desilusión. Ira. ¿¿Escuché un martillo??
Tac-tac-tac-tac-tac!!
Esto es el colmo. Otra mañana sin descansar. Voy a comer cereales mientras me siento a escribir frente al ordenador. Resignación, sí.


(Imagen: "Barcelona amanece" Ma. Belén Pérez Lamas)

jueves, 6 de septiembre de 2007

JACINTO

Tanto meditaba, Jacinto, frente a preguntas retóricas que olvidó el perfume de las orquídeas.
Buscaba un centro de gravedad en el vacío, mientras se preguntaba qué era lo que impedía que su cabeza estallara.
El momento de transición es peor que el desasosiego del instante más sórdido.
Entre el sufrir y la nada, Jacinto elegía sufrir: era ingenuo, pero no pedante.
Peinaba sus canas y sus manías rodeado de rostros que seguramente tendrían nombres y memorias.
Jacinto miraba sin ver, oía sin escuchar; vaya hastío, vaya rabia, vaya desilusión que causa ver el ocaso llegar.
"Me había olvidado de qué va la soledad".
Jacinto cumplía con su rutina impuesta, quién sabe por qué jerarca, probablemente por él mismo.
No pedía nada más que un dulce silencio, el mismo que hoy reprochaba.
A veces tan poco puede ser tanto.
Jacinto participaba de reuniones superficiales, sus huesos se astillaban, su dentadura postiza aumentaba en miembros y las cosas se volvían más y más borrosas, pero el tiempo apremia y quién pudiera sentarse a descansar.
Las contradicciones, las falacias y los desaciertos forman parte de nuestra esencia, aunque a veces sea injusto ser el que tiene que perder.
Vivir en Babel equivale a estar al día.
Vivir sin Nirvana es ser un ciudadano de hoy.
Nadar en mierda, bloquear la percepción, prescindir de la reflexión, anular la expresión.
¿Cuántos Jacintos quedan en la colectora?


(Imagen: Escultura "Viejo Sentado" Manuel Dominguez Guerra - www.guerrarte.com)

domingo, 19 de agosto de 2007

PIENSO QUE NO PIENSO

Puedo decir mil cosas que sigan llenando espacios y silencios.
Sin embargo, creo que no llegaría a eso que quiero decir, al menos no hoy, no esta vez.
El clima me acompaña: las gotas golpean ensordecedoramente en el marco de la ventana. Tac, tac, tac, tac.
Me pregunto si debería poner los pies sobre la tierra por un momento y ver las cosas como son, aunque nunca creí en la objetividad.
Puedes decirme cobarde, prefiero que me llames utopista.
Puede que un día despierte y ya no sea lo que quiero ser.
Puede que sea en vano seguir llenando espacios y vacíos, al fin y al cabo no creo tener la fuerza para volverme a la lucidez.
Estoy encerrada en mi libertad...


(Imagen: "En el barrio Judío" Má. Belén Pérez Lamas)

PRESA

¿Pero qué forma de mirarme es esa? ¿Debo interpretar tu falta de parpadeos como una amenaza, como una forma de decirme: “puedo asesinar a mis ojos en el momento en que decida”? Siempre pensé que tus pupilas están predestinadas a dirigir millones de horas a mi admiración. Y no es soberbia, sólo sinceridad.
Ahora entiendo que hay miradas y miradas: miradas profundas, miradas cansadas, miradas sensuales, miradas enojadas, miradas frívolas. Aún no encontré un vocablo que defina la tuya... podría decir imponente, pero caería en el riesgo de que te consideres mi dueño.
¿Cuál es el color de tus ojos? ¿Son transparentes? A pesar de tus esfuerzos, no aprendiste a mentir.
¿Por qué no dejas de mirarme asi? ¿Acaso es una advertencia, como diciendo: “puedo hacerte desaparecer en el momento en que mis ojos lo deseen”?
Somos luces y sombras, somos hologramas, energía que se materializa, somos alma y cuerpo... ¿pero qué importancia tiene saber qué somos? Yo sólo se que soy cuando esos ojos endemoniados me dirigen su atención.


(Imagen: "Les Larmes" Man Ray)

lunes, 6 de agosto de 2007

¿NARRADOR HOMODIEGÉTICO?

Tengo algunas horas libres, veinticuatro exactamente.
Decido dedicarlas a la reflexión.
Me relajo en alguna yerba, para apreciar lo inapreciable: la nada.
Mi razón tiene razones que rozan la irracionalidad.
Entiendo qué difícil es codearse con gente como uno,
pero no imagino otra forma de ver el mar que no sea a través de estos ojos.

Desde mi sitio pseudo-etnográfico, veo a los nadies convertirse en oligofrénicos,
en hormigas obreras,
en iones de un átomo.
¿Cuándo dejó de ser conmovedor el atardecer?

Pienso en anagramas y versos,
Cortázar me entendería en esta tarde apocalípitica.
Quiero estar lejos de esta bazofia,
basta de vientos de excrementos,
quiero ser guerrera antisiliconas.

Necios, ciegos, alienados, nada pueden sentir.
Puedo confesarte que me siento abatida por haberlo intentado.
¿Cuántas formas de vivir existen?
Juzgada por levantar mi bandera,
¿quién dijo que la pereza y la lujuria son pecados?

¡Es tan sabroso el placer de la voluntad!
Agoto mis energías en encontrar la manera de despertarlos.
Equivocada debo estar, al creer que tengo tanta razón.
¿Cuál será la frase mágica que los/nos devuelva a la simpleza?
Poeta, dame otra lágrima que estimule mi sensibilidad.
Aquí estoy, en las afueras, viendo el tiempo circular


(Imagen: Fotografía tomada por Mauro Borda)

miércoles, 1 de agosto de 2007

ALGUNOS CONSEJOS

No caigas en redundancias, que te ponen en evidencia.
No uses términos remotos, que te alejan del aquí.
No propongas un pretexto, que te vuelve predecible.
Pero coño, yo sólo quiero escribir.

Dostoievski, Sartre, Capote, García Márquez, Borges,
Cortázar, Unamuno, Carpentier, Vargas LLosa,
¿cuántos poetas desfilarán ante mis ojos
antes de poder decir/me lo que vine a decir/me?

Prueba mejores climas, a veces tiendes a la depresión.
Inventa un mundo, no tiene por qué ser el tuyo.
Elige una voz, no la victimices.
Pero coño, yo sólo quiero escribir.

Si supieras que estos versos,
no premeditados, muchas veces odiados,
son tan sólo el reflejo de lo que aquí ves.
Si notaras que estas líneas,
llenas de caracteres, a veces indecifrables,
esconden mucho más de lo que tu nariz aspira.
Y que esta soledad acompañada,
y que esta distancia tan evitable,
y que este silencio ruidoso,
en mí si repercuten.

Trato de descifrar el enredo de tu mundo
y a veces me enorgullece que me invites a la reflexión.
Tus palabras se materializan y a veces son abominables.
Como estas, palabras de canciones a tu entojo,
que revotan en mi cabeza y hoy no me dejan dormir:
"mi vida iba a ser maravillosa, hasta que algo salió mal".
¿Qué poeta puede contra tu tristeza?
¿Qué mortal pudiera hacerte feliz?


PAMPA

Olor a Pampa, mar de Pampa, sierras de Pampa, carne de Pampa, hambre de Pampa, violencia de Pampa, tiranía de Pampa, calles de Pampa, bares de Pampa, jolgorio de Pampa, muerte de Pampa, bancos de Pampa, menem de Pampa, amigos de Pampa, amores de Pampa, familia de Pampa, sueldos de Pampa, miedo de Pampa, falsos de Pampa.Risas de Pampa, mates de Pampa, abrazos de Pampa,aguinaldo de Pampa, justicia de Pampa, inflación de Pampa, peronismo de Pampa.

¿Cuánto pesa la balanza, si tal pregunta tiene sentido?

Qué dificil es ser uno en otros horizontes.
Y qué dificil es ser uno cuando las raíces son cadenas.
Pampa, Argentina. Niña rebelde.
¿Cuántos de tus cromosomas hay en mi ADN?
Pampa, Argentina. Niña caprichosa.
A veces hay que dar el brazo a torcer.
Buscavidas, ella y yo. Entiendo tus manías y la fuerza de tus desilusiones.
Perdón por la distancia, Pampa.

martes, 17 de julio de 2007

CARENCIA

¿Por qué estoy aqui sentada, frente a este papel,
rendida ante sus renglones dictadores
que me indican como mantener una línea?
¿Por qué insisto en encontrarme a mí o a tí
como una revelación detrás de palabras insulsas?



Perder la conciencia es muy facil en esta ciudad de narcóticos.
Yo sigo eligiendo perderla a mi manera.
Sólo pido que se alejen los renglones, tiranos renglones.
Prefiero el zig zag, que no es lo mismo que decir curva.


Pitillos se consumen en mis labios,
quiero creer que no me convertí en un lugar común.
Pitillos y humo blanco,
mientras aguardo inspiración... ¿debo preocuparme por su tardanza?
¿Por qué me obstino en empezar siempre de nuevo?
Hoja en blanco, cada vez. Y renglones que me suprimen.

Ayer compré un nuevo cuaderno... con renglones.
Hasta yo misma me sorprendo a veces.
Renglones fijos, fuertes, imponentes.
¿Será que la gente cambia o se acostumbra?
Mi mente se enciende, ¿acaso una idea?
Maldita simpleza, execrable clishé,
solo puedo decir... “te extraño”.

AL FINAL, EL FIN

He pensado un poco en todo esto,
asumo que aún pienso,
a pesar de tu necia forma de evitarlo.
Y en este ir y venir por senderos y atajos,
comprendí que no hay violencia peor que la del desamor.
Tiranía de sábanas, dictadura de besos
y de miradas, sin sonrisas.
Que aquí no hay lugar para el amor.
Eras tan poco hombre que feliz danzaba en tus caricias.
Pero el tiempo demostró que sos tan hombre como todos los demás.

He pensado en que quizás comencé a despedirte el día en que te conocí.
Intento comprender el por qué de tu atractivo,
pero no hay escuela que eduque a no idealizarte.
Represión de mariposas, toque de queda para el amor,
que aquí no caben lágrimas.
Eras tan sincero que creí en tus mentiras,
pero el tiempo demostró qué clase de sinceridad escondías.
Y al final, el fin.
Diluído en horas desesperanzadas, el fin.
Adios, mercenario de sueños.

viernes, 6 de julio de 2007

LUCHA DE PARPADOS

Faena que obliga a mantener mis pupilas de pie.
Perezosos párpados que no quieren hacer el mismo esfuerzo.
La luna cambia, al compás del tiempo,
como todos, tiene sus días:
a veces, arrogante muestra su celulitis,
otras, tímida se esconde vaya a saber en qué lugar.
Hoy llueve,
o quizás lo imagino,
perdí la noción de lo que era ser normal.
El ordenador me recuerda que aquí está prohibido soñar.

Pero soy rebelde,
o alguna vez lo fui,
y me pierdo allí, en mi tesoro.
Aquí quiero encontrarte,
hoy te invito a ser mi huésped.
Pensar,
quizás de ilusa,
que vos estás mirando la misma luna.
Mi risa no es descaro,
esta noche es sólo nuestra y de ninguno de los dos.
Caigo en la cuenta,
ring de vigilia podrida,
“Buenas noches, en seguida lo que pide, señor”.
Me pregunto, en silencio, claro está,
quién lo ha dejado entrometerse así.
No puedo despedirte,
o no quiero, que es lo mismo.
Sigo pensando en tu hasta luego.
Me acomodo, como puedo
que esto no es un catre,
ni una nube.
Navego en mares de información vacía.
Quizás este sea el método de vencer a mis párpados insolentes.
Titulares de ayer que se repiten como si el tiempo nunca pasara.
¿Acaso en la pampa el tiempo no vuela?
Qué presión ser luna en aquellos paisajes de miseria.
¿Escapo de soñarte, acaso?
Párpados, ayúdenme, que mañana hay que seguir.
Vaya testarudos resultaron:
discusiones de pupilas y párpados.
Y otra vez contigo,
o sin tí, que es lo mismo.
Otro ring compulsivo y estridente,
faena maldita... o cómplice, en esta noche gris.


HIPOTESIS DE LA ORUGA

La hipótesis que sigue a continuación no ha sido correctamente justificada bajo las reglas del método científico de investigación (si éste tiene algun sentido), pero sí ha sido comprobado mediante la observación detallada del comportamiento del ser vivo que nos compete (si detallada puede ser mi observación).
Pensemos en una oruga. Al decirlo, debo comenzar con las explicaciones, con lo tedioso que esto se vuelve para el orador y el auditorio: cuando hablo de “oruga”, me refiero a una oruga y con esto queda excluído cualquier intento Kafkiano. Digo “oruga” para semioticamente referirme a una oruga. Cuando escuchen “oruga” no hay doble sentido, quiero decir. Hay uno sólo, que no es el literal, si no esta exposición ya no tendría sentido. Para terminar con todo formalismo previo, aclaro que si algún despistado aun no encontró el hilo conductor de mis palabras, que prenda la televisión, ese buen paisano, en cualquier punto del mapa, y habrá sin duda alguna, un segmento digno de su amable atención.
Ahora sí, queridos oyentes, pensemos en una oruga. No en lo asqueroso de su jugo, sino en la potencia de su futuro. Sabe que será mariposa algún día. ¿Lo sabe? ¿Cuál es la lógica que la empuja a esperar? ¿Cómo no muere de desesperación? Me inclino a pensar que la oruga no sabe que será mariposa. Quizás lo sueñe, lo intuya, lo desee, lo sienta en el movimiento convulso de sus extremidades. Pero no tiene la certeza. Y si alguien me contradice (hay que estar siempre abierto al debate), que me explique también por qué no existen orugas suicidas, orugas esquizofrénicas, orugas depresivas, y ya que estamos, orugas psiquiatras, orugas freudianas, orugas lacanianas y toda esa pabada que ha contaminado mi ciudad.
Pensemos en una oruga, pues. No en la biscosidad de su jugo, sino en la belleza de su espera. A veces es difícil poder admirar lo evidente. Pero tengo la certeza de que un público entrenado podrá captar la simpleza de mis palabras.
Volvamos a la oruga y su espera. Quiero creer que la oruga sueña. En el letargo de la espera, la oruga sueña. Imagina volar, seguramente. Imagina construir alguna técnica infalible que la conecte de su rama a la siguiente. Contamos también con orugas más osadas, que piensan en ramas más lejanas. Peco de romántica y pienso en la oruga mirando una flor, que está tan cerca, tan lejos. La veo admirando el aroma, intoxicándose en su polen. La entiendo a la oruga cuando crea realidades en las cuales ya no es oruga, sino ave, mamífero, o alguna otra especie que no tiene sentido detallar aquí. Todo depende de la oruga en cuestión, claro está, que algunas sueñan diferente. Qué aburrido sería si todas las orugas soñaran con el mismo porvenir. No es cuestión minimizar el asunto (si me permiten un comentario al pie de página), porque esta es una evidencia sorprendente de que no todas las especies han sido invadidas por la vorágine de la mediocridad, de los sueños estandarizados, de los esteriotipos inalcanzables, de la igualdad no por igualdad sino por funcionalidad. Pero este es otro capítulo, que sin dudas podriamos discutir, pero el tiempo es tirano.
Mejor, retomemos nuestra línea en esta noche y pensemos en una oruga. No en la acidez de su jugo, sino en el brillo de su mirada. Que no necesitamos microscopios para admirarlo (soy una de esas pocas personas que aún creen en la honestidad de los sentidos). La oruga mira y admira. Todo lo recorre a partir de su mirada. Crea lazos con sus pares, seguramente así lo sea. Pensar que un día su vecina ya no estará. ¿Qué conclusiones sacaría la oruga? ¿Qué posibilidades hay de que la oruga piense en la muerte? Convengamos que no hay teoría científica que nos diga que la oruga siente soledad. Pero sí podemos construir teorías poéticas en donde las gotas de lluvia no sean de lluvia sino lágrimas de orugas solitarias. Pero tampoco me convence el sentimentalismo barato.
Pensemos en una oruga. No en el desprestigio de su jugo, sino en su próxima liberación, si cabe tal palabra mundana (y humana) al momento en que la oruga por fin desplega sus alas. Tratemos de sentir ese momento único y celestial. Claro está que algunos miembros de este auditorio desacuerdan con mi teoría... y no dudo de que otros averiguan un hospicio saludable para mí. Sin embargo, quiero creer que alguien debe haber, aquí o en otro lugar, que pueda admirar lo que yo admiro (si no lo creyera así, en vano sería vivir). Alguien comprenderá, como yo, ese instante mágico, ese primer aleteo de la mariposa, que fue alguna vez oruga, con todo lo que ello implica y que no volveremos a redundar.
Esa oruga que quiso, que trató, que hipotetizó, que soñó, que desesperó, que volvió a intentarlo, que se desilusionó, que conjuró, que prefirió, que amó... Esa oruga, un día como cualquier otro de los tantos que nos aploman y robotizan, un día, la oruga pudo. Y voló. Llegó a aquella flor de antaño. Y palpó sus pétalos, sintió su aroma, se intoxicó en su polen. Y ya que estaba, voló a otra flor. Y a otra más.
Esa ex oruga debe haber reido. Calculo que sintió (como sólo unos pocos afortunados) lo que es la felicidad, la auténtica, la de las cosas esenciales.
El final es alevoso. A esta altura me sorprende que no se les presente evidente. Cuando la ex oruga lo probó todo, lo sintió todo, lo palpó todo, lo vivió todo, se tiró a descansar, exhausta. Y ya que estaba, decidió descansar eternamente, con el recuerdo de todo aquello que había experimentado.
Pobres idiotas los que se lamentan cuando ven por la TV, sentados en el claustro de sus dormitorios (pochoclos en mano, los golosos) algún documental aburrido que nos “educa” acerca de “la corta vida de las mariposas”.