La mirada enjuiciadora de la noche tormentosa
truenos, relámpagos,
como si fuera necesario,
como si no bastara el eco de las paredes desnudas,
como si no doliera la pesadumbre de la angustia.
Un vino tinto, de un rojo que envicia
un cigarrillo de hierba y nada más
como si fuera necesario,
como si no abundaran razones de masoquismo,
como si faltara algo para que mi cabeza estalle en miles de vidrios ocres.
Afuera, tormenta.
Afuera el cielo se venga de todas las veces que le dí la espalda.
Me increpa, me grita, me recuerda que no soy omnipotente,
como si fuera necesario,
como si no hubiese aprendido a combatir mis limitaciones,
como si pudiera, como si quisiera.
Y a tí, ¿me oyes?, simple: "Yo no quiero dejar de hacerlo".
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