lunes, 17 de diciembre de 2007

TEIKIRISI

Volví a aquel bar de Florencia, el que está frente al Duomo
buscando al camarero, simpático, seductor
o tan sólo para escapar del frío camorrero de las noches de diciembre.
En esas estaba,
cerveza por aquí, coqueteos con el seductor por allá
cuando el monstruo apareció:
"Hi! Are you alone this night? Whyyyy???"
A veces peco de simpatía y le devolví la sonrisa.
Mala suerte la mía, fue interpretado como un cumplido.
El desagradable se sentó a mi izquierda, en la barra,
y ese espacio íntimo que con el seductor habíamos creado,
para abstraernos de su faena, de la música y de las ansias por intimidad,
fue brutalmente invadido.
Yo esperaba que el reloj se apure
para compartir algun momento
a solas con el seductor.
Pero al tiempo nunca le caí en gracia,

siempre se las rebusca para ponerme las cosas complicadas.
Debo admitir que el yankie alivianó la eterna espera
y entre sonrisas y guiñadas de ojo con el seductor
tuve una pseudo charla con mi pseudo amigo yankie:
hablamos de futuro, de política, de guerras en Irak, de negros.
Pseudo simpatía, pseudo amistad.
En el fondo ( y en la superficie) ambos teníamos claras nuestras intenciones:
yo, distraerme de las agujas; él, llevarme a su habitación.
Qué poco puedo tener en común con la gente que no tengo interés en tenerlo.
Cuando pensé que nada más me podría impresionar de esos labios angloparlantes,
cuando me creía convencida de que sus palabras

ya habían confirmado todos mis posibles prejuicios,
él, categórico, luciendo su orgullo y su virilidad rugió:
"I think that the principal problem of the world is that it refuses to accept that the United States are an example to follow. I mean..."
No sé con qué argumentos continuó su afirmación,

mis oídos decidieron no seguir escuchando esas palabras punzantes.
Sonreí.
Creo que me comprendió,

o tal vez fue que terminó su exposición y esperaba mi respuesta.
Yo, qué decirle, sólo atiné a pronunciar:
"Can you buy mi another beer?"
And teikirisi.


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