viernes, 6 de julio de 2007

LUCHA DE PARPADOS

Faena que obliga a mantener mis pupilas de pie.
Perezosos párpados que no quieren hacer el mismo esfuerzo.
La luna cambia, al compás del tiempo,
como todos, tiene sus días:
a veces, arrogante muestra su celulitis,
otras, tímida se esconde vaya a saber en qué lugar.
Hoy llueve,
o quizás lo imagino,
perdí la noción de lo que era ser normal.
El ordenador me recuerda que aquí está prohibido soñar.

Pero soy rebelde,
o alguna vez lo fui,
y me pierdo allí, en mi tesoro.
Aquí quiero encontrarte,
hoy te invito a ser mi huésped.
Pensar,
quizás de ilusa,
que vos estás mirando la misma luna.
Mi risa no es descaro,
esta noche es sólo nuestra y de ninguno de los dos.
Caigo en la cuenta,
ring de vigilia podrida,
“Buenas noches, en seguida lo que pide, señor”.
Me pregunto, en silencio, claro está,
quién lo ha dejado entrometerse así.
No puedo despedirte,
o no quiero, que es lo mismo.
Sigo pensando en tu hasta luego.
Me acomodo, como puedo
que esto no es un catre,
ni una nube.
Navego en mares de información vacía.
Quizás este sea el método de vencer a mis párpados insolentes.
Titulares de ayer que se repiten como si el tiempo nunca pasara.
¿Acaso en la pampa el tiempo no vuela?
Qué presión ser luna en aquellos paisajes de miseria.
¿Escapo de soñarte, acaso?
Párpados, ayúdenme, que mañana hay que seguir.
Vaya testarudos resultaron:
discusiones de pupilas y párpados.
Y otra vez contigo,
o sin tí, que es lo mismo.
Otro ring compulsivo y estridente,
faena maldita... o cómplice, en esta noche gris.


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