viernes, 28 de septiembre de 2007

DEL ASTURIANO Y DE MI

Entre una cosa y otra,
entre una luna ovalada y un sol de otoño,
entre la anarquía de mi habitación y el desorden de mi conciencia,
entre mis ropas nuevas y mi piel añeja,
allí, en el medio, en el “que algo he recorrido pero me falta tanto para llegar”,

en el trance de no decidir más que el estar vivo,
allí, anhelo encontrarme contigo.
Esta noche quiero ser tu suspiro,
para prenderme en tu alma y pasar por tu boca

dejando un sabor amargo aunque atractivo en esos labios despiadados.
Hasta llegué a pensar, egoísta y despechada, que hasta tu angustia me gustaría ser.
Una angustia profunda, que vive en tí.
Mi abstinencia me lleva a soñarte en la lujuria de
aquellas noches de verano
en las que el calor de tu habitación nos hundía en transpiración.
La Avenida devolvía ruidos cómplices,
para que no abriéramos la ventana, no, nada podía escapar de allí.
Extraño el eterno viaje a tu encuentro, sumida en canciones de Sabina,
mareada por las 500 vueltas del 19

y perdiendo apuestas por mensajes de texto.
Extraño admirar el brillo de tus palabras y el enriedo de tus argumentos.
Extraño respirar el humo de tus eternos pitillos.
Extraño el quejido de tu voz ronca y de tu cuello ortopédico.
Extraño sentirte lejano y arrogante después del placer.
Coño, pensar que te extraño sólo porque no estás.
Ni siquiera sé si es a tí a quién extraño,
¿qué verdad sirviera para acallar este recuerdo?

Imagen: "¿Cuál es la verdad?" Ma. Belén Pérez Lamas

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