jueves, 24 de enero de 2008

LA ESQUINA

Hay una esquina, en una ciudad,
una esquina, que no es cualquier esquina,
porque esquinas hay en toda ciudad.
Hay una esquina que cruzo a toda hora,
cualquier día, independientemente del estado anímico del clima,
o de mis energías.
La esquina sigue allí, tan pintada ella, esperando/me,
con la ilusión de que siempre volveré a pasar.
Trato de no desilusionarla, pobre esquina, no tiene la culpa.
A veces le sonrío, o intento una mueca similar.
Me calzo, intento desenredar el enjambre que tengo por cabello,
un abrigo y de nuevo el círculo:
Hola, esquina. Hola, Belén. Voy y vuelvo, no me tardo. Aquí te espero.
Pasan los lunes, abundan los miércoles,
y la esquina, que no es cualquier esquina,
sigue en la esquina esperándome.
Hostia, que insistente.
Joder, que fuerza de voluntad.
Si supiera que sólo deseo quedarme en casa a desayunar.

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