viernes, 1 de febrero de 2008

SESION DE JAZZ

El trompetista baila, el pianista apenas mueve sus hombros
y la música dice que sí, que podemos hacerlo.
La batería hace chic chiqui chic con sus platillos
y la música dice que no, que tampoco es para tanto.
Muevo mi pie derecho al compás (o lo intento), es mi forma de incitarte,
y la música dice que sí, que parece que esta noche habrá noche buena.
Tú me miras desde tu mesa distante, haciendo círculos con tu marlboro
y la música dice que no, que no es un ritmo para el baile latino.
El trompetista chasquea sus dedos puntiagudos,
el pianista apenas acaricia el do mayor

y la música dice que me anime, que yo también puedo improvisar.
Entre palabras y si bemol, te muestro mi escote y mi miedo a la frustación.
Serán los graves de aquel bajista,
o el aire de misterio que se respira en esta sesión,

será la luna que se cuela por la ventana, o mis zapatos rojos de tacón,
quién sabe, galán de cine,
la música lo envuelve todo,
y aquí seguimos, fumando, tú y yo.

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