jueves, 3 de enero de 2008

NO QUIERO INVIERNOS

Vil veneno que transpira este invierno congelado,
infames sombras que pululan por los laberintos del Raval en la medianoche escarchada.
En búsqueda de qué, ¿de lo que yo busco?
¿cuántas veces más?
¿cuántas veces menos?
Mis huesos se astillan, estoy tiritando.
Si no encuentro como escalecer mis manos, menos mi mente. Tengo un momento congelado en la memoria, una presencia, un don juan, un suspiro.
Despreciable invierno, alejate.
Vale la pena, creía, creí.
No, no, termínate esa copa de burbujas y adios.
Que no soy gamberra, no soy cortesana
o no quiero serlo, ayúdame.
Invitas a ser amigos para abrigar nuestros recuerdos,
tú tienes los tuyos, dices y quieres compartirlos.
No sé si eres alma, no sé si sientes las heladas.
Tus manos conservan la temperatura de la sangre,
el viento no logra repercutir en tu anatomía.
Y yo enfrío, congelo, lastimo. Escupo humo gélido al hablar.
Perversos labios que envician
y este invierno que congela
que pide cobija, que busca asilo siempre en mi habitación.
No quiero nada que no me hayas dado
no quiero inviernos de regalo
no quiero de tí.

Imagen: "El invierno", Onchi Koshiro

1 comentario:

  1. La verdad es que el invierno es vil y despiadado. Entristece los párpados, y cuando aún no son las seis hace caer el telón del negro, sobre la ciudad con prisa, sin piedad de tu habitación, de tus quimeras y de tu frío.

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