Compañia de felpa, suave, deseable.
La noche que duerme a salvo: ha terminado su jornada.
Ácaros que vuelan en los rayos de Sol que logran colarse por las hendijas de la ventana.
Yo también estoy a salvo,
aunque sienta la pesadumbre de mis párpados vencidos,
hay calma, la calma de tu compañía de felpa.
Aquí, así, protegida por tu respiración en mi nuca,
siendo protectora de los hilos de tu angustia,
sin la presión de un sexo inflamado,
ni de una conquista por conquistar,
hoy podré dormir en paz
hasta que la modorra ceda
ante los prejuicios de los ásperos.
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