sábado, 29 de diciembre de 2007

DESDE MI VENTANA (REAL)

Un avión vuela por el horizonte, muy pintorezco él, buscando concienzudamente al Prat de LLobregat.
Más abajo, la montaña del Montjuic está tan alta como siempre, aunque la cúpula de su palacio se empeñe en ostentar.
Pocas nubes, muchos pájaros.
Veo edificios. Todos tienden al ocre, por la mugre, por lo añejo,
o por lo precioso de ese color.
Parecen cajas, aunque no soy original,
el grandísimo Wells lo imaginó más de cincuenta años atrás.
Chupo el mate, Frida me busca con sus franeleos.
No voy a caer, tiene que aprender que no siempre es como se quiere.
Lo nota, se enoja, grita miau miau y se aleja.
El Sol calienta más de lo que se espera en este diciembre.
Cuento gruas, una, dos, tres, cuatro.
Barcelona nunca para de crecer.
Atención. Un vecino. Todos tenemos algo de voyeuristas en nuestro interior:
coge sus sábanas, las sacude, las dobla, se arremanga su pulover y vuelve a entrar.
Desde aquí, lujo del ático y sus alturas, puedo reirme de su inminente pelada,
pero soy culpable de violar su privacidad,
así que actúo como si no me hubiese percatado de sus entradas profundas.
A mi derecha, en la estación de trenes de Sants
una chimenea escupe humo blanco, horrible.
Creo que si me concentro puedo escuchar la tos de los pájaros que la rodean.
"Frida!" Está lamiendo la parrilla, restos de un auténtico asado a la argentina.
Mi autoridad fue y será nula con mi mascota,
Frida lamerá la parrilla hasta provocar el vómito,
venganza por haberla rechazado, es casi humana, diría yo.
¿Qué es eso? Esto es insólito. No puede ser real. Pareciera que invento, juro que no es así.
Humo negro del edificio vecino. Espeso, este sí que es horrible.
Ruidos de sirenas, bomberos, Guardia Urbana.
Suficiente contemplación.
Enciendo la televisión:
"noticia de último momento, en la calle Tarragona, de Barcelona, un edificio arde en llamas". Entrevistas, movileros y un hombre de 67 años que fallece pidiendo auxilio.

ENTRE FICCION Y FICCION

Presiento que continuar tachando palabras,
remendando oraciones,
no me será útil ésta vez.
Este boli y esta libreta que llevo en mis bolsillos
no tienen la suficiente autoridad como para incitarme,
"vamos, vamos, dilo, dilo".
Se han agotado mis fuerzas
y el hombre del saco tampoco me matará esta noche.

Paseo mis ojos por líneas repletas de carácteres,
supongo que palabras, supongo que historias.
No entiendo. No puedo leer.
Estas ficciones no logran alejarme de tanta ficción,
porque ficcional soy al sentarme en este espacio,
en este hueco, habiendo tanto destino por ahí esperando.
Quiero ser otro,
"vamos, vamos, hazlo, hazlo".
Un Buendía de Márquez, el Marlowe de Chandler,
la Alejandra de Sábato, hasta accedo a ser la Sonia de Dostoievski.
Y no. Soy yo, tan yo como siempre.

Mis libros me observan desde la repisa.
A sus miradas enjuiciadoras, les pido perdón.
Hoy no. Hoy soy yo, tan yo como siempre.
Bastante con eso, exceso de eso.

lunes, 24 de diciembre de 2007

TORMENTA

La mirada enjuiciadora de la noche tormentosa
truenos, relámpagos,
como si fuera necesario,
como si no bastara el eco de las paredes desnudas,
como si no doliera la pesadumbre de la angustia.

Un vino tinto, de un rojo que envicia
un cigarrillo de hierba y nada más
como si fuera necesario,
como si no abundaran razones de masoquismo,
como si faltara algo para que mi cabeza estalle en miles de vidrios ocres.

Afuera, tormenta.
Afuera el cielo se venga de todas las veces que le dí la espalda.
Me increpa, me grita, me recuerda que no soy omnipotente,

como si fuera necesario,
como si no hubiese aprendido a combatir mis limitaciones,
como si pudiera, como si quisiera.
Y a tí, ¿me oyes?, simple: "Yo no quiero dejar de hacerlo".

lunes, 17 de diciembre de 2007

DE UN INSTINTO SUICIDA

de pensar que es un instito suicida
el que me empuja a buscarte una y mil veces
en la complicidad de la noche,
de las muchas noches que me acompañan
desde antes de que me percate de su valor.

de sentir que sé lo justo y que intuyo el resto
más vale el desafío de los puentes invisibles que el estanco de la yerba mala.

de encontrarme, como ahora, en Venecia,
rodeada de máscaras de carnaval, canales y ricos cafés,
y sin embargo, qué paradoja, mi puño derrama tinta en tu recuerdo.

porque no puedo nombrarte sin que mis labios tartamudeen
ni pensarte sin que se me ocurran las peores sandeces

pues no hay mundo en las afueras de tu habitación
que valga más que tus caricias tímidas.
pues no encuentro sentido en decidirme por tu olvido
y no hay mapa ni globo que logre distraerme de tu perfume.

de pensar que es un instinto suicida
el que me lleva a quererte así, simplemente.

TEIKIRISI

Volví a aquel bar de Florencia, el que está frente al Duomo
buscando al camarero, simpático, seductor
o tan sólo para escapar del frío camorrero de las noches de diciembre.
En esas estaba,
cerveza por aquí, coqueteos con el seductor por allá
cuando el monstruo apareció:
"Hi! Are you alone this night? Whyyyy???"
A veces peco de simpatía y le devolví la sonrisa.
Mala suerte la mía, fue interpretado como un cumplido.
El desagradable se sentó a mi izquierda, en la barra,
y ese espacio íntimo que con el seductor habíamos creado,
para abstraernos de su faena, de la música y de las ansias por intimidad,
fue brutalmente invadido.
Yo esperaba que el reloj se apure
para compartir algun momento
a solas con el seductor.
Pero al tiempo nunca le caí en gracia,

siempre se las rebusca para ponerme las cosas complicadas.
Debo admitir que el yankie alivianó la eterna espera
y entre sonrisas y guiñadas de ojo con el seductor
tuve una pseudo charla con mi pseudo amigo yankie:
hablamos de futuro, de política, de guerras en Irak, de negros.
Pseudo simpatía, pseudo amistad.
En el fondo ( y en la superficie) ambos teníamos claras nuestras intenciones:
yo, distraerme de las agujas; él, llevarme a su habitación.
Qué poco puedo tener en común con la gente que no tengo interés en tenerlo.
Cuando pensé que nada más me podría impresionar de esos labios angloparlantes,
cuando me creía convencida de que sus palabras

ya habían confirmado todos mis posibles prejuicios,
él, categórico, luciendo su orgullo y su virilidad rugió:
"I think that the principal problem of the world is that it refuses to accept that the United States are an example to follow. I mean..."
No sé con qué argumentos continuó su afirmación,

mis oídos decidieron no seguir escuchando esas palabras punzantes.
Sonreí.
Creo que me comprendió,

o tal vez fue que terminó su exposición y esperaba mi respuesta.
Yo, qué decirle, sólo atiné a pronunciar:
"Can you buy mi another beer?"
And teikirisi.


domingo, 9 de diciembre de 2007

HA ESCAMPADO

Las nubes corren
apuradas
van de prisa
¿hacia tí?
Válgame, Dios, qué lejos estoy
de esas lluvias de agua clara
que cae encrispada
atolondrada
¿sobre tu piel?
Aquí ha escampado,

ya no hay nubes pero frío.
Tengo abrigo,
en los besos de un amor
prestado
sobornado
con la amenaza de un menage à trois.
Me encuentro fatal porque soy fatal
y extraño esa lluvia
que se fue
de prisa
¿sin mí?

jueves, 6 de diciembre de 2007

ALEATORIO

Uno, tres, setecientos quince.
Aleatorio, un día aleatorio.
En el que abajo no vea gusanos, arriba sin sol, adelante no hay tv.
Aleatorio, siempre aleatorio.
Nunca puedo calcular la dimensión de tu sonrisa, de esa mueca que amenaza, que incita:
a veces enorme, a veces apesta.
¿Has llegado a apreciar
la frescura de tu enojo?
Ochenta y uno, seis, mil.
¿Cuando aprendí que 1+1 es 2,
que el 7 es número primo?
¿Primo de quién? Todavía me cuesta, negación matemática.
Aleatorio, un mundo aleatorio.
Si supiera la contraseña, la clave, el secreto
para dominar tus quejas, para endulzar tu café.
Para poder dar el paso, adelante o atrás, lo mismo da.
Aleatorio, noche aleatoria.
Nada me asegura que vendrá después.
Nada me explica el porqué de ese placer.
¿Y ahora, qué?

martes, 4 de diciembre de 2007

DESEO QUE SANGRE

Líquido corre por mis venas tristes,
calculo que sangre, deseo que sangre.
No puedo convencerme de dejar de respirar,
niebla de moscas, pitillos de humo.
Puede que nada
puede que todo.
No tengo más pétalos que deshojar,
es otoño, compréndelo,
pideme un poco de calor y de líbido,
estoy vencida, estoy vencida.
No siento lo de antaño, no quiero lo de antaño.
La sangre me hierve, deseo que hierva
cuando un semental me visita.
No puedo mentirme aunque suelo redundar,
dame una excusa bastarda para volverte la cara.
Dame una bala
dame una palabra.
Mi sangre está fría, mi sangre no es mía.
Estoy vencida, estoy vencida.

Imagen: "As Rosas Sangrentas" Salvador Dalí (1930)