martes, 9 de noviembre de 2010

ENCUENTRO DE MI RAZON Y MI CORAZON

Uno le dice a otro que qué tal están las cosas.
El otro duda un momento y luego de un suspiro dice que bien.
Para no importunar el primero acepta la respuesta y sonríe
aunque esa sonrisa imperfecta devele preocupación.

Se sientan a una mesa, junto a la ventana,
"ahí que da el solcito invernal y nos calienta".
Uno que pide agua sin gas, el otro se despacha con un gin tonic
"pero póngale pepino, por favor, amigo".

Se quedan frente a frente, se inspeccionan las arrugas
(el uno parece que ha envejecido, desde la última reunión)
y se ofrecen cigarrillos de fumar.

El más atrevido intenta hacer un chiste,
el más destruído intenta carcajear.
El aire se vuelve vacío, limpio, da gusto de respirar.

El reloj (tac-tac-tac) avanza señorial, estético, como un Lord de la alta sociedad.
Y los dos de vez en cuando le echan una ojeada
como si la fortaleza de sus miradas apuraran las agujas.

El dos repite el gin, el uno duda.
El uno tose, el dos pita de su cigarro.
El dos revisa su móvil: sin mensajes, efectivamente.
El uno limpia de migas: todo esterilizado, efectivamente.

Y como quien no quiere la cosa el uno repite la pregunta:
"¿todo bien?"
Y como quien quiere la cosa el dos suspira y dice que bien.

Y miran el reloj al unísono, en una perfecta coreografía de salón.
Ya es la hora.
Se despiden se dan la mano se cogen del hombro se abrazan.
Y salen cada cual para su lado.
Cita cumplida.
Hasta la próxima vez.

domingo, 7 de noviembre de 2010

DOMINGO NUBLADO

Entender el qué me ha costado mi alma.
Hoy siento que este réquiem es para mi.
Pucha, qué difícil se han vuelto sus signos.
Semiología de un corazón impasible.
Hoy las sábanas se enredan en mi cuello.
Cambio de posición a ver si por fin me decapitan.
Y es que este vacío me da hambre.
Nudo, incontinencia y un botín de soledades proscritas.
De interpretar están cansadas mis neuronas.
Saussure y Pierce se rien de mi.
Y yo, que ando como antropólogo en esta sociedad autómata
quiero descansar.
quiero descansar.




domingo, 8 de agosto de 2010

METAMORFOSIS

Poco a poco, el cuerpo cobra otro color. Opaco, neutro.
Pierdo el sentido del olfato, del sabor, del sexo.
Muerdo mi brazo para no gritar.
Busco un resguardo. Me temo.
Poco a poco, la ceguera se desvanece
y todo se parece a un libro de Saramago.
Vuelvo a los origenes. Vuelvo.
Me masturbo frente a un espejo degradado.
Mi vista no es la que era y me cuesta reconocer mi vello púbico.
Siento la metamorfosis. La aspiro. La como.
Crezco. He crecido. En tamaño, en forma, en miedos.
Abandono la literalidad, el pensamiento inútil en el momento apropiado.
Hay algo de mí que aun vive en mí.
Aborrezco. Ignoro.
Me aferro a la idea de ser individual.
He crecido por los siglos de los siglos.
Ya soy cucaracha.

martes, 27 de julio de 2010

AHOGO

No puedo respirar, me ahogo.
No entiendo si es adrede o por mera casualidad, pero me ahogo.
¿Es esto un suicidio o es que me ha llegado la hora?
Quisiera comprenderlo. Me ahogo.

Estos ojos que me miran a la expectativa de una sonrisa.
Ya te he echado la comida, deja de mirar.
Le doy la espalda pero se enredan entre mis piernas, insistentes, persuasivos, definitivos.

Abro la ventana para que corra el aire. Es la 1 pm, no hay aire y yo me ahogo.
Las paredes se apoderan de mi piel endeble, como si tuvieran la potestad para hacerme desvanecer.
Las paredes me piden explicaciones, insistentes, persuasivas, definitivas.
Ya no sé. Ya no sé.
No puedo caminar sin una imagen nítida. No logro un foco. No logro una explicación.

El mundo se ha convertido en una película.
Pareciera un colmo, pero ya no sé qué es qué.
Espectadora de todo lo que no comprendo y de lo que no puedo ver.
Los pitis se deshacen en mi boca seca.
El tiempo ha perdido la noción del tiempo.
Estoy sentada en donde no debería.
Y es que ya no sé. Ya no sé.

viernes, 23 de julio de 2010

DE MAFALDA A SUSANITA

Cuesta buscarme.
El tiempo vuela, se escapa como arena entre mis dedos sin tacto.
Quiero tanto que no quiero nada.
Cuesta entenderme.
De A a Z.
Añoro esa conexión con mi centro.
Esa forma cómplice de sonreirle.
Mierda. Quiero decir mierda. Me doy el lugar de decir mierda.
He dejado escaparme. Me he fagocitado.
Mierda.

Era (¡soy!) más (mucho) de lo creo.
No logro escribir un verso que me convenza.
Pues si, confusión, crisis, mediocridad, vida.
No me asusta, no me entristece, no me desespera en demasia.
Pero las cosas para ayer.
Mañana se acerca y no tengo que decirle.

Pensar.
Volver a Mafalda. Abandonar a Susanita.