No esperaba tanto fuego, ni siquiera en mil años.
No me creía capaz de desbordar, de regalar.
Es difícil entender la lógica de la situación ideal,
tanto, que hasta hoy desconfió de esta paz que me ha invadido
es esa eterna costumbre de buscar el infierno
esa maníaca forma de despreciarme.
Y sin embargo, sonrío,
Sonrío fuerte
Sonrío convencida
Sonrío inconciente
Sonrío enamorada.
Te pertenezco. Quiero pertenecerte.
Te regalo lo que creo ser.
Has liberado mi alma de incontables delitos
Te creo, te quiero,
compartiría de aquí para siempre contigo el amanecer.
Y son tus manos las que dan consuelo
y espantas mis demonios,
me proteges desde tu meditada lejanía.
Hoy celebro por que un día apareciste
Los astros quisieron que aquí te encuentre
y aquí me quedo con mis pocas pertenencias.
Has tatuado mi alma
Aquí en el pecho llevo tu marca
y sea lo que sea lo que el destino nos depare,
amor de mi vida,
para siempre,
aquí y ahora.